Durante las últimas semanas, hemos detectado daños visibles en algunas de las plantas del huerto, especialmente en las lechugas y brotes jóvenes. Al observar de cerca los cultivos y analizar los restos, hemos identificado que estos deterioros se deben a la presencia de palomas, que acceden con facilidad a los bancales y se alimentan de las hojas tiernas.
Este tipo de situaciones, aunque puedan parecer un contratiempo, forman parte del aprendizaje que ofrece el huerto escolar. Nos permite reflexionar sobre la importancia del control natural de fauna, el diseño de espacios protegidos y la planificación de cultivos teniendo en cuenta factores externos.
De cara al próximo curso, estudiaremos posibles soluciones respetuosas con el entorno, como:
Instalación de mallas o estructuras protectoras sobre los bancales más sensibles.
Uso de repelentes visuales (como cintas reflectantes o elementos móviles).
Revisión de las especies plantadas para evitar aquellas más atractivas para las aves en zonas no protegidas.
Mientras tanto, mantenemos la observación diaria del huerto y seguimos trabajando para que el espacio siga siendo un entorno vivo, cambiante y lleno de oportunidades para aprender.
