En el huerto escolar, además de sembrar y plantar, también aprendemos a cuidar el entorno con responsabilidad. En esta ocasión, el alumnado ha participado en la retirada del árbol del amor, un ejemplar que, lamentablemente, se había secado por completo y ya no podía recuperarse.
Antes de comenzar con los trabajos, se explicó en clase la importancia de observar la evolución de las plantas y árboles del huerto, identificando signos de deterioro o enfermedad, y tomando decisiones que favorezcan la salud general del ecosistema. En este caso, el árbol presentaba una madera quebradiza, sin brotes ni hojas, lo que indicaba que ya no estaba cumpliendo su función biológica.
Los alumnos se encargaron de retirar con cuidado la tierra alrededor del tronco, aflojar las raíces y preparar el terreno para su posible reutilización. Fue una tarea que requirió esfuerzo, pero que también ofreció la oportunidad de reflexionar sobre el ciclo de la vida en la naturaleza y la necesidad de intervenir cuando el equilibrio del huerto lo requiere.
La eliminación del árbol nos permitirá, además, ampliar el espacio de cultivo y mejorar la iluminación en esa zona del bancal, lo que favorecerá el crecimiento de nuevas plantas.
Este tipo de actividades nos recuerda que el huerto es un espacio vivo, en constante cambio, que nos enseña a observar, decidir y actuar con conciencia ecológica.
