CUADERNO DE BITÁCORA – DÍA 1 (ESLOVAQUIA) QUÉ LARGA ES EUROPA

No nos gusta pillar atasco a la entrada de Madrid. Esta es razón más que suficiente para que la tercera movilidad con alumnos de nuestro #MADSproject comenzara a la 1 de la mañana en el mismo Scherzo.
El viaje a Madrid, muy tranquilo, sin tráfico, pero a esas horas, y con los nervios (y los profes, con el café), pues no durmió (casi) nadie.
Antes de las 3:30 ya rondábamos la T1 (un padre de alumna del Colegio también, casualidades de la vida), buscamos nuestro mostrador, y ocupamos nuestra parcela de suelo con la intención de echar una cabezada… pero nada. Segundo intento, fallido.
Facturación del equipaje hecha, y (casi) nadie se pasó de los 20 Kg, buscamos otro espacio nuevo donde descansar. Tercer intento, fallido… así que nos vimos obligados a desayunar a eso de las 5:30, por ocupar el tiempo y llenar el cuerpo de colacao.
Después ya se repartió la suerte, y hubo algún bello durmiente, pero para otros siguió la fiesta hasta la hora de ir al embarque (7:15).

Embarque (con pareja asombrada de que exista un Erasmus así, y niños de 11 años se vayan a una escuela rural eslovaca), despegue y vuelo tranquilos, aterrizaje sobrevolando el Danubio (poco azul en este tramo). Al llegar, tras las maletas, nuestros compañeros de Portugal (seis alumnos y tres profesores) se unieron al grupo. Fuimos recibidos por Jarmila, la directora del Colegio de Rakovec, y su esposo Radovan, que estuvieron en Salamanca en febrero.

Y ahí viene otra vez la larga Europa: un minibús lleno de portugueses y españoles (ya sabéis, el silencio ibérico), atravesando media Hungría y otro trocito de Eslovaquia… 3h30 más de viaje hasta la orilla del lago en Kaluža, donde nos hemos acomodado en unos apartamentos estupendos donde, al fin, poder dormir (después del arroz con pollo en nuestro nuevo horario de cena, a las 19h).

Beso de buenas noches. Ya hay silencio en los dormitorios. Después de ver lo larga que es Europa (en Sociales entrará, allá por la Unidad 4, y se acordarán de esto). Después de 36 horas despiertos. Después de 2.700 Km. Después de casi 18 horas de viaje.
Pues con tanto después, resulta que nos reencontramos como en casa; y vuestras hijas y vuestros hijos, sin perder la sonrisa, las ganas, el buen comportamiento, el orden y el cariño…

Mañana toca conocer Košice. Pero eso es otra historia…