CUADERNO DE BITÁCORA – DÍA 3 (ESLOVAQUIA) CHLIEB A SOĽ (EL PAN Y LA SAL)

Volvimos a salir con el sol, a mirar el lago mientras nos espabilábamos… peinaditos (los que pueden), y vestidos adecuadamente, acostumbrados ya a al desayuno, salimos a las 8.00 al Colegio. En la carretera de entrada, cinco alumnos de secundaria, con las banderas de nuestros países y de la Unión, nos recibieron para escoltarnos hasta la entrada del Colegio. La subdirectora y dos niños con el traje típico nos ofrecieron pan y sal, una preciosa tradición de todos los países eslavos de acogida y bienvenida a una casa. Lo que son y lo que hacen ofrecido uno a uno…

El baile y los aplausos de bienvenida precedieron a la entrada al Colegio, un momento muy especial, por tantos meses trabajando con ellos en la distancia. Hemos visitado sus aulas, y conocido a sus alumnos y profesores. Hemos visto en el paisaje el escudo del colegio: la hoja de roble y la ardilla. Y hemos disfrutado de su cariño y acogida.
Después, todos al Ayuntamiento. El alcalde nos ha recibido, charlado con nosotros y ofrecido un aperitivo en la sala de reuniones.
Ya en el salón de actos municipal hemos participado del ensayo del festival de mañana. Nosotros ofreceremos Las Panaderas y la Jota de Boñar. Los eslovacos han preparado unas sevillanas y un baile portugués que nos han dejado boquiabiertos, en general…

Ya eran las 12.30 (otra vez tardísimo) cuando hemos ido al Colegio a comer, y después han tenido tiempo para jugar al fútbol, charlar y ensayar un baile estupendo (fuera de programa). De allí, caminando por el bosque en el que está el Colegio, hemos llegado al Santo Roble o Roble Sagrado, un árbol de 550 años de antigüedad con una imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro muy conocido en la zona. Allí, la profesora de Ciencias ha preparado un juego sobre el bosque para los alumnos de los cuatro países. Hemos simbolizado el cuidado de la Casa Común al que estamos llamados abrazando cada alumno y profesor a un árbol y, todos juntos, al roble.

Vuelta al cole para una maratón de baile en el gimnasio de la que hemos participado todos (con más o menos arte, según edad y condición), y “los nueve” han enseñado nuestra coreografía de “Libertad”, la canción de Nil Moliner que fue nuestro leitmotiv el curso pasado.

Hemos vuelto al hotel y hemos cenado un poco tarde (eran ya las 19.30), pero los macarrones con carne nos han alegrado el día. Un rato de juego y el ensayo de las actuaciones de mañana que prepararon en Música, las duchas, las llamadas a casa, el secado de pelo…

Y beso de buenas noches. Ya hay silencio en los dormitorios.

Mañana celebramos el 55º Aniversario del Colegio, y bailaremos, y pasaremos la tarde y la cena con nuestros “pares” eslovacos. Pero eso ya es otra historia…

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