CUADERNO DE BITÁCORA – DÍA 6 (ESLOVAQUIA) SOLO HAY MÚSICA

Hoy ha tocado levantarse antes, bastante… el bus salía del hotel a las 7.30 para llevarnos lejos, al Norte, a los Cárpatos, en la frontera con Polonia. Hemos viajado tres horas en bus con todos los compañeros eslovacos y con los profes de aquí hasta una destilería tradicional de whisky, en la que, en forma de cabañas, han reproducido un poblado (también tradicional) en el que nos han enseñado oficios antiguos, tipos de cultivo, etc. Hemos podido acuñar nuestra propia moneda (la moneda la veréis a la vuelta, si no se pierde), y hemos visitado una enorme tienda de chocolates (también tradicionales) en la que hemos comprado y degustado el buenísimo chocolate (tradicional) eslovaco.
Saliendo de la fábrica, hemos subido hasta el Parque Nacional Pieniny. Allí hemos compartido la comida con muchos turistas y con un grupo de música (tradicional). La parte original ha sido el baile de los profesores dándolo todo en medio del comedor después del primer plato… Y la sorpresa, que había postre (no es habitual aquí, y lo echábamos de menos).

Desde allí hemos salido por una ruta muy conocida en la zona que sigue la garganta del río Dunajec, dicen que una de las más bellas de Europa (y damos fe de ello). Hemos visto una balsa tradicional con turistas salvando uno de los rápidos, y hemos llegado hasta la frontera con Polonia, pero tocaba volver al bus porque el viaje de vuelta era largo…

A mitad de camino hemos parado en Levoča, ciudad Patrimonio de la Humanidad (junto con su castillo). En una visita nocturna relámpago, hemos conocido la iglesia de Santiago de estilo gótico (en la que hemos estado al inicio de la misa), el ayuntamiento del siglo XV y la casa de Thurzo.

Hemos seguido viaje, y entre lo lejos que fuimos, y que a la vuelta íbamos dejando a los compañeros eslovacos en sus paradas de bus escolar, hemos cenado unos raviolis que nos han sabido a cansancio. La cena ha sido breve, las duchas también, y las llamadas más breves todavía.

Besos de buenas noches. Ya hay silencio en las habitaciones.

El proyecto MADS, que tantas alegrías nos va dando, dice, en su título completo, que “la música, el arte, la danza y la canción nos conectan”. Hoy hemos subido al bus con un violín, hemos cantado en checo y en eslovaco, hemos bailado otra vez “soy como el aire”, hemos cantado el himno de Portugal. Los músicos han alegrado la comida. Y “los nueve” han enseñado Las Panaderas por todas las mesas y las hemos cantado juntos.

La reflexión de hoy, recorriendo un valle impresionante, con los Montes Tatras de los Cárpatos nevados en el horizonte, y viendo que la frontera entre países es un río precioso y navegable, es que la Unión Europea que nos ha traído a este rincón del mundo poco visitado ha convertido nuestra convivencia en bailes compartidos. Y en vez de vallas, solo hay música. Es muy complicado que un niño europeo que cantó y bailó con otro quiera hacerle daño de mayor. Porque se acordarán de Las Panaderas. Y del bosque. Y damos gracias por esto…

Mañana toca recoger el certificado y despedirnos del Colegio. Y hacer maletas. Pero eso ya es otra historia…

#MADSproject #ErasmusPlus 🇪🇺💙🇪🇸🇵🇹🇨🇿🇸🇰